Nos vimos obligados a tomar la decisión de retirarnos del Hospital Ana Francisca Pérez de León II, ubicado en Petare, en el noreste de Caracas, en el que llevábamos colaborando desde marzo en la lucha contra la pandemia del COVID-19. Esta decisión ha sido adoptada por la imposibilidad de llevar a cabo las actividades fundamentales para la atención a pacientes de COVID-19 con los estándares de calidad que se fija la organización, debido a las restricciones de entrada al país de nuestro personal humanitario especializado.
“No nos ha sido posible continuar con la colaboración con el Hospital Pérez de León II, pese a que llevamos meses buscando todas las alternativas posibles que nos hubieran permitido evitar llegar a este desenlace irreversible”, explica el Coordinador General de MSF en Venezuela, Isaac Alcalde.
MSF solicitó los permisos de trabajo para su personal esencial a principios de año para poder cubrir puestos claves de sus operaciones y aún no ha obtenido contestación. Desde entonces, la organización ha estado en contacto en repetidas ocasiones con las autoridades responsables para tratar de obtener una solución al problema. “Y aunque el equipo internacional ha sido reemplazado casi a totalidad por cualificado personal venezolano y asesorías vía remota, necesitamos personal especializado in situ que esté familiarizado con los procesos internos de la organización y que nos permita asegurar los estándares de calidad que se requieren para este tipo de intervenciones. De ahí que tengamos que asumir esta difícil decisión”, agrega.
La colaboración con el Hospital Pérez de León II se inició en marzo con la rehabilitación de parte de la infraestructura, el diseño de un circuito para pacientes que reciben atención médica y psicológica específicamente relacionada con el coronavirus COVID-19, y el acondicionamiento de un área de hospitalización, incluyendo la Unidad de Cuidados Intensivos. Alrededor de 3.500 personas han sido atendidas en este proyecto. El soporte también incluyó la gestión de un equipo de casi 150 personas, compuesto por médicos, epidemiólogos, intensivistas, enfermeros, psicólogos, técnicos, higienistas, entre muchos otros, que hacen frente al COVID-19 en el área de bioseguridad, y el apoyo económico extraordinario a otros casi 100 empleados directos del hospital. Además, el trabajo de MSF ha tenido impacto en otras áreas del centro médico, pues las capacitaciones y dotaciones de insumos clínicos han tenido incidencia en pacientes que ingresan al hospital con otras patologías y en el resguardo de la bioseguridad del resto del personal de salud, como lo ha manifestado la propia dirección del hospital.
“Ante la posibilidad de que llegue una segunda ola en la pandemia de COVID-19, MSF ha optado por dejar parte del material sanitario, hacer una dotación de medicamentos y fortalecer la aplicación de los protocolos, a través de capacitaciones al personal del hospital, con el que creemos haber logrado hasta ahora una relación muy positiva para los pacientes que se atienden”, manifiesta Alcalde.
MSF se retirará gradualmente del hospital y hará especial énfasis en las capacitaciones al personal propio de la institución en la lucha contra el COVID-19.
“A pesar de que por el momento vamos a concentrar los esfuerzos para atender a los pacientes COVID-19 severos y críticos en el Hospital Vargas y hemos logrado mantener los otros programas médicos fuera de Caracas, nos preocupa que la situación a la que se ha llegado en el Hospital Pérez de León II, debido a las limitaciones para la entrada del personal humanitario al país, pueda acabar afectando al resto de proyectos de MSF en los próximos meses”, alerta Alcalde.
Reiteramos nuestro compromiso de seguir asistiendo a la población venezolana y urgimos a las autoridades nacionales a que faciliten la llegada del personal humanitario, a fin de poder seguir prestando atención médica de calidad a las personas que más lo necesitan.