A la sombra del conflicto, la República Centroafricana se enfrenta a una crisis sanitaria que dura décadas. En un país de 5.5 millones de habitantes, el acceso a la atención sanitaria es casi imposible y la esperanza de vida apenas supera los 54 años.
Llevamos años pidiendo a los gobiernos y a los actores humanitarios que actúen. Sin embargo, la situación empeora y nuestros equipos y las comunidades a las que servimos se preguntan: ¿Dónde está todo el mundo?
“Durante 12 años no hubo aquí ni un solo médico«, explica el Dr. Louis-Marie Sabio, antiguo médico de nuestra organización en la ciudad de Bangassou y actual director del hospital secundario de Bakouma.
«El hospital estaba dirigido por un asistente sanitario. Cuando digo ‘hospital’, son palabras mayores. No había electricidad, ni ambulancia, ni camas ni colchones. Cuando llegué, ni siquiera había termómetro, tensiómetro, pulsioxímetro ni glucómetro. La farmacia también estaba vacía«, añade.
Aunque se supone que los hospitales secundarios como el de Bakouma ofrecen una atención más avanzada que los puestos de salud, los centros de salud y los hospitales de distrito, el Dr. Louis-Marie Sabio se esfuerza por ofrecer incluso una atención básica.
El hospital está vacío y en un silencio inquietante. A pesar de su tamaño, hay menos de 10 pacientes. Las gallinas deambulan por los pasillos y las salas, entre básculas rotas y mesas oxidadas.
Salvo por las vacunas y las derivaciones que proporcionamos, el centro no recibe ningún otro apoyo. Los pacientes saben que, a pesar de la buena voluntad del Dr. Sabio, la falta de recursos humanos y materiales hace improbable que encuentren la ayuda médica que necesitan.
«Somos 18 personas las que dirigimos el hospital, pero yo soy la única con formación médica», explica el joven doctor.
«Debido a nuestros limitados recursos técnicos, no podemos cumplir los requisitos básicos de un hospital. No tenemos electricidad, lo que nos impide hacer ecografías o radiografías. El quirófano está prácticamente desnudo, equipado sólo con un pequeño panel solar para alimentar dos bombillas. Cuando los pacientes necesitan medicinas, tenemos que enviarlos al mercado local y esperar encontrar algo», agrega.
Una situación sanitaria crítica
Este panorama de falta de suministros, personal y apoyo se repite en los centros sanitarios de toda la República Centroafricana.
Según un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Ministerio de Sanidad, menos de la mitad de los centros sanitarios del país funcionan a pleno rendimiento, y la proporción de médicos por habitante es alarmantemente baja, con sólo 0,6 médicos por cada diez mil personas, una de las más bajas del mundo.
Décadas de inestabilidad política y violencia entre grupos armados alimentaron una crisis masiva, dejando a más de la mitad de la población local con necesidades de ayuda humanitaria.
La esperanza de vida del país es de apenas 54 años. Las mujeres embarazadas se enfrentan a un riesgo considerable de muerte o enfermedad grave debido a la escasez de ginecólogos. Y la tasa de mortalidad infantil figura entre las más altas del mundo.
Respondemos a la falta de asistencia médica en el país
Contamos con casi 2.800 empleados en el país, uno de nuestros mayores programas en los 75 países en los que trabajamos. La mayoría contratados localmente, trabajan incansablemente para ayudar a las autoridades sanitarias y a las comunidades a mejorar el acceso a la atención sanitaria en algunas de las zonas más desatendidas.
En la prefectura de Mbomou, prestamos apoyo a 15 centros de salud, desde pequeños puestos de salud remotos hasta el hospital universitario regional de Bangassou (HRUB), el único centro especializado de referencia que atiende a una región del tamaño de Grecia.
Lanzados inicialmente como respuesta de emergencia a la violencia masiva que sacudió el país en 2013-2014, nuestros programas en esta zona atienden ahora a una parte significativa de la prefectura.
Enviamos equipos móviles a los centros de salud locales para proporcionar equipos esenciales, vacunas y medicamentos vitales que pueden ayudar a tratar enfermedades infantiles comunes en la región, como la malaria, la diarrea y las infecciones respiratorias.
Asimismo, ofrecemos formación al personal sanitario. Nuestros equipos también se encargan de derivar a los pacientes en estado crítico al hospital de Bangassou, donde prestamos la mayoría de los servicios vitales.
«[Nuestro] objetivo es reforzar la prestación de atención sanitaria a todos los niveles para reducir la mortalidad en la zona», explica Pelé Kotho-Gawe, enfermero supervisor de nuestras actividades móviles en Bangassou.
Sin embargo, las necesidades siguen estando muy desatendidas, ya que no estamos – ni podemos estar- en todas partes. Las organizaciones humanitarias escasean en esta región, aunque la violencia se haya calmado un poco en los últimos años.
La falta de acceso a agua y electricidad en los centros de salud, sumada a las dificultades económicas, agrava la enorme crisis sanitaria, que no podemos abordar solos.
El hospital de Bangassou, espejo de la crisis actual
A medida que nuestro equipo se adentra en la región, de puesto de salud en puesto de salud, el sentimiento de preocupación se acentúa. Sin nuestra ayuda, las existencias de farmacia se agotarían, los padres tendrían dificultades para costear el tratamiento de sus hijos y las mujeres darían a luz sin la supervisión de profesionales capacitados.
Sin embargo, este apoyo no es suficiente, y el hospital de Bangassou es un crudo recordatorio de este hecho. El hospital es la última esperanza para todas las complicaciones que no pueden tratarse en otro lugar.
En otras palabras, los pacientes acuden a este centro día y noche, a veces recorriendo cientos de kilómetros en moto por terrenos abruptos, porque en otros lugares no hay tratamiento o medicamentos disponibles.
Denunciamos la falta de atención internacional
«La situación sanitaria en la República Centroafricana es estremecedora y me choca tanto la falta de atención internacional que se le presta», afirma René Colgo, jefe de misión de la organización en la República Centroafricana.
“A pesar de la magnitud de la crisis y de las asombrosas estadísticas, el mundo exterior desconoce en gran medida la difícil situación de la población, y la financiación humanitaria para el país es muy inferior a la magnitud de las necesidades.
Por razones relacionadas con la inseguridad o las limitaciones logísticas, las ONG no siempre están presentes en las zonas donde las necesidades son mayores. Hay que hacer mucho más para apoyar a la población.
¿Dónde está todo el mundo? No podemos ni debemos acostumbrarnos a ver a la República Centroafricana a la cabeza de las peores clasificaciones humanitarias», añade.
Para lograr un cambio, ya es hora de ver la situación en la República Centroafricana como lo que realmente es: una crisis humanitaria grave y duradera que requiere la movilización de todos.
Mira nuestra serie «República Centroafricana: el país que a nadie pareciera importarle»